Comienza la cuenta atrás para el despegue

El invierno pasado dio paso pronto a la primavera y esta le cedió enseguida y con mucho gusto el puesto al verano, que más remolón que de costumbre le quitó días al otoño, que a su vez, se tomó la revancha quedándose más de la cuenta, lo que ha hecho enfadarse a este invierno tardío y ha decidido castigarnos con un frío que pela.

Y así, como sin querer –pero queriendo–, se ha pasado el año. Doce meses muy intensos pero que han ido cayendo a una velocidad de vértigo. Esta vez, el inicio del olor a castañas de las calles se ha juntado con las luces navideñas y los anuncios de fragancias (debe ser que en diciembre compramos colonia para todo el año). Y, sin danos cuenta, ha llegado el 31, el último día del año, el momento de los balances y de los nuevos propósitos, ese en el que nos entra un poco de nostalgia al mirar atrás pero en el que formulamos un montón de deseos para el año que empieza.

El 2014 ha sido un año cambios, de crecimiento (en todos los sentidos), de superación, de mucho esfuerzo, de muchas “primeras veces”, de aprendizaje, de locura y de tranquilidad al mismo tiempo, de fortaleza, de valentía, de desamor y también de ilusión. Doce meses para conocer gente, disfrutar de la gastronomía, beber vinos y “vinazos”, estar en una nube sin despegar los pies del suelo, hablar por los codos como si fueras a quedarte muda, escribir, escribir sin parar. 365 días para decir “no” a cosas buenas por aspirar a otras aún mejores, para salir, entrar, no parar quieta, bailar hasta sin música, reírte, reírte tanto que te duela la mandíbula y el estómago, reírte hasta que las lágrimas salgan porque no puedes parar. Y, sobre todo, un año para ganarle la batalla al miedo que paraliza, recuperar la sonrisa y el brillo en la mirada. Así que, aunque solo sea por eso, el 2014 ha merecido la pena.

Durante todos estos meses he aprendido que ponerle pasión a cada cosa que haces, esforzarte, levantarte cada vez que te caes con más fuerza si cabe, relativizar todo lo malo que te pase, disfrutar de cada instante, hacer lo que quieres y decir no a lo que no te apetece, dejarte llevar, no desaprovechar ninguna oportunidad, luchar por los sueños y creer en ti misma, son algunas de las claves para sentirte feliz , y lo único que pido es poder seguir poniéndolas en práctica en el 2015.

Quería haber escrito otra cosa, pero esto de “volver a casa por Navidad” no deja tiempo para nada, y aunque me encanta escribir, vivir va siempre por delante, así que esta será la última entrada del año.

Mis mejores deseos para todos los que perdéis un poco de vuestro tiempo en leerme, solo puedo daros las gracias y espero que sigáis ahí el año que viene.

Se marcha el año de la puesta a punto, es hora de abrocharse el cinturón porque hay que dar la bienvenida al del despegue. Recuerda dos cosas: “si lo sueñas puede pasar” y “hagas lo que hagas, que te haga feliz”.

Empecé el 2014 con esta canción y quiero terminarlo con ella. ¡¡¡Feliz 2015!!!

 

 

 

 

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