Las señales del destino

«If it is right, it happens»

John Steinbeck.

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Cuando era pequeña pensaba que al crecer todo sería mucho más sencillo, que la respuesta correcta aparecería por arte de magia y no tendría dudas. Pero nada más lejos de la realidad, cuando uno crece todo son incógnitas y elecciones. La vida consiste sobre todo en eso, en elegir, aunque yo siempre he cedido parte de esa responsabilidad a las señales.

No creo que tengamos un destino fijado previamente, pero sí que hay cosas que nos conducen de una forma u otra hacia un camino que estaba escrito para nosotros. También creo que es nuestra actitud respecto a lo que nos ocurre la responsable de dibujar una parte de ese destino y pintarlo del color que más nos guste.

«Es una señal del destino, Lucía». Me he repetido mil veces esa frase cada vez que me ha pasado algo malo. Porque siempre le echamos la culpa al destino cuando lo que sucede es malo, esa es la verdad. Supongo que para tratar de verle el lado positivo. Si ha pasado esto es porque tenía que pasar, otra cosa vendrá, es mejor así… Aunque es cierto que algunos privilegiados también lo usan como excusa o causa en cosas buenas, como las historias de amor bonitas en las que te dicen eso de estábamos predestinados, el destino nos unió…

A mí esta mañana la vida me ha dejado una canción en el camino, así sin venir a cuento. Una que no había escuchado nunca pero que me venía al pelo y ha puesto letra, melodía y voz a lo que se cocía en mi cabeza. Para mí ha sido una señal. ¿Y qué he hecho con ella? Pues copiar el enlace, pegarlo en su chat, dudar durante un rato y darle a la tecla de enviar.  Y es que ese «Eres lo que tanto me apetece, lo que más me da la gana. Eres lo que siempre me repito» me ha leído el pensamiento de tal manera que no podía hacer otra cosa más que compartirla.

He sopesado si hubiera sido mejor no mandarla. Pero he encendido la tele y estaban poniendo la película Una cuestión de tiempo, que habla de poder manipular el destino viajando en el tiempo para cambiar nuestros actos. Se obtiene así un resultado diferente, una vida diferente. Y he pensado que era otra señal. Tras ver lo que ocurre cuando intentas controlar el futuro a través del pasado, me he alegrado de no poder volver al momento en el que le di a enviar. No sé lo que haría si pudiera regresar a ese instante de nuevo.

Lo que ha pasado después de mandar la canción ya no estaba en mi mano. Yo le he puesto banda sonora a mi día, a mis sentimientos, a mi destino. He elegido. Lo que ha decidido el receptor es cosa suya. Eso sí, de mi actitud ante el resultado de mis actos soy yo soy la responsable, así que me he hecho un moño bien alto, me he pintado los labios de rojo y  me he ido de paseo con la música a todo volumen. La pelota ya no estaba en mi tejado.

Continuará…

«Eres lo que no dicen las cartas
Lo que puedo echar en falta
Lo que no quiero perderme
Eres más de lo que se adivina».

Me gustas. Zenet.

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